La joyería como forma de terapia por Laia Zaplana

La joyería como arte terapéutico en la vida de Laia Zaplana

Joyería terapéutica como instrumento de relajación

Laia Zaplana, estudiante en la Escuela de Arte La Industrial en Barcelona y emprendedora con su propio taller de joyería, nos cuenta su experiencia personal y cómo la joyería puede ser una escapatoria hacia la tranquilidad, así como lo fue para ella.

El concepto de joyería lo tiene claro: es una terapia donde la persona quien la practica se va experimentando y descubriendo a ella misma.

Aun siendo alguien que siempre ha tenido claro que los problemas existen para afrontarlos, en uno de los momentos más difíciles de su vida personal su decisión fue cogerlo todo e irse. Cruzar el charco hasta Boston y apartarse de todo aquello que formaba parte de su zona de confort. Solo así se veía capaz de empezar a creer en ella misma.

Su experiencia en Boston fue muy enriquecedora. Ahí es donde se introdujo en el mundo de la joya, empezando en una pequeña tienda con señoras mayores y con muchos años de práctica en la joyería artesanal.

Desde sus inicios hasta hoy, le siguen apasionando momentos de la creación de una joya como el cambio del estado de la plata y su manipulación.

Joya realizada por la artista Laia Zaplana

Su pasión por ser joyera se retroalimenta cada vez que transmite su idea en cada una de sus piezas, haciéndola real con sus propias manos. Para Laia, magia.

Crear en un espacio acogedor y con música, el momento self care de la artista. Ella y su nueva creación. Algo terapéutico, personal, profundo, liberador. Trabajo, esfuerzo y dedicación para su nueva pieza de arte.

Expresarse y mostrarse ella misma en cada una de sus figuras. «Puedo trabajar mi propia inseguridad, liberarme, probar y equivocarme, no ser juzgada. Pasarme horas sumergida en el espacio entre mi nueva joya y yo, perder la noción del tiempo».

Trabajar con sus propias manos y ver el proceso de sus obras, dándoles un toque acertado a su propio gusto y personalidad. Esto es lo que le llena de vida y energía.

«Improvisar sobre la marcha es de las mejores partes de ser joyera. Por un motivo u otro, así es cuando acabas realizando lo que te sale del corazón, improvisando, dejándose llevar por los instintos. Solo así la pieza será única y rebozará personalidad.»

Laia, con su pasión por crear joyas, quiere que quienes las lleven puestas puedan sentir este amor, dedicación y delicadeza que ella misma les dedica a cada una de sus obras.

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