Siempre he sentido la necesidad de expresarme y contar a través del arte lo que no podía explicar con palabras. – Núria Planas
Núria Planas, quien se mudó de Girona a Barcelona para realzar su carrera artística, nos cuenta cómo ella entiende el arte, la fotografía y su inspiración.
A todos nos corre el arte por las venas desde pequeñitos, pero solo algunos saben cómo extrapolarlo mejor que otros. Aunque todo es cuestión de quererlo, practicarlo y amarlo.
«Creo que estaría muy bien que todos hiciéramos un ejercicio de reflexión sobre cómo ha cambiado el concepto de la fotografía a nuestro alrededor.»
Núria, como tantas otras personas, se encontró en un momento de su vida un tanto confusa por la presión social. Dudaba entre deber seguir realizando estudios convencionales para complacer a su entorno, o seguir a su sentimiento por el arte. Tanta fue la indecisión que, después de tres años y de haber empezado y dejado sin terminar distintos estudios usuales, se sintió más perdida que nunca.
«Cuando te sientes perdida, tu salud mental es la parte que más se resiente.», dice Núria. Para ella, ir a terapia y viajar le salvó la vida. Gracias a ello vio en sí misma una razón de ser, de hacer y de seguir.
Su mayor inspiración para ella y su fotografía es su abuelo, Antonio Guitérrez, quien fue un gran y reconocido fotógrafo. Él fue quien le regaló su primera cámara y quien le enseñó todo lo que sabe.
De él aprendió que todo el mundo puede hacer fotos, pero no todo el mundo puede expresar algo a través de ellas. Para Núria, las nuevas tecnologías, móviles y buenas cámaras nos hacen creer que todos podemos ser fotógrafos, y pensar esto es un error.
Empezó su carrera profesional con la fotografía digital, pero al descubrir la analógica no pudo despegarse de ella nunca más. «Me gusta porque es especial, porque tienes que pensar muy bien la foto que haces, porque tienes que ajustarlo todo antes de hacerla y, en vez de tener 200 fotografías del mismo momento, tendrás una que quizá no será la foto perfecta, pero sí que te transportará inmediatamente al momento que capturaste y esto es lo que la hace tan especial.»
Se la lleva a todas partes porque nunca sabe qué le va a inspirar a tomar una fotografía. «Las raras veces que no la he llevado, he tenido la sensación de perderme la oportunidad de hacer fotos alucinantes.
Lo que más le ha inspirado siempre es la gente que la rodea, con quien comparte más tiempo y quien le transmite mejores vibraciones. «La gente que para mí es especial es la que sale siempre en mis fotos, podemos decir que si no te he hecho nunca una foto no eres tan importante para mí (o aún no he tenido la ocasión). Creo que es mi manera de mostrarles mi agradecimiento.», dice.
Con el tiempo se avanza, se mejora y se aprende. Se aprende cogiendo la cámara y haciendo mil fotos, equivocándose, poniendo otro carrete y volviendo a empezar. Así una y otra vez.
«Creo que estaría muy bien que todos hiciéramos un ejercicio de reflexión sobre cómo ha cambiado el concepto de fotografía a nuestro alrededor. Recuperar la ilusión de coger una cámara y aprender a usarla; no por moda ni para enseñar nada a los demás, sino por hacerlo única y exclusivamente por uno mismo. Luego, exponerlas con orgullo. Y así valorar el arte fotográfico como se hacía antes.»
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