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Pueblos medievales con encanto en la Costa Brava

La Costa Brava destaca por sus playas, pero también por sus pueblos de interior. Hay un montón de pueblecitos medievales preciosos donde podrás disfrutar de unos paseos encantadores admirando sus casas de piedra, castillos, plazas, iglesias, miradores y más!

Si, además de descubrir pueblos medievales, te animas a conocer la costa y sus playas, te recomiendo leer el post donde te hablo de las mejores playas de la Costa Brava.

Begur

En el corazón del Baix Empordà, el pueblo de begur y sus playas son de los lugares más inigualables y con un mayor encanto de la zona, sin duda.

La imagen más significativa del lugar es el castillo medieval que preside dicho municipio, aunque hay muchos otros parajes interesantes a visitar. Por ejemplo, las numerosas casas indianas (edificios de estilo colonial que fueron construidos en el siglo XIX por aquellos que emigraron de las Américas); también las torres de defensa del siglo XVI (de cuando los piratas navegaban por el Mediterráneo y se levantaron como refugio de sus asaltos); también puedes visitar su iglesia de estilo gótico dedicada a Sant Pere; el Casino Cultural o las “Escoles Velles”.

Pals

Pals es de las villas más pintorescas de la Costa Brava, en gran parte gracias a su casco antiguo del pueblo de origen gótico que se ha ido restaurando a medida que han ido avanzando los años. Sus rincones de esencia medieval es la parte más atractiva de la zona y hay un mirador, que se llama Josep Pla, en la cima del pueblo con unas vistas a la explanada de l’Empordà espectacular.

También te recomiendo que pasees por las dunas de la playa de Pals, que por cierto, es una área natural protegida.

Ah, y si te gusta el golf hay un de campo de golf en la zona que están súper bien: El Golf de Pals.

Peratallada y Vulpellac

Entre las mejores playas de la Costa Brava y el viejo macizo de las Gavarras hay el municipio de Forallac, el cual engloba núcleos históricos como Vulpellac, Fonteta, Canapost, Peratallada, Sant Climent de Peralta, Santa Susanna de Peralta i Fitor.

Todos estos núcleos son depositarios de un extenso legado patrimonial porque se encuentran emplazados en un territorio estratégico, en especial en la época de la edad antigua y la edad media. 

Los pueblecitos están envueltos por una gran riqueza paisajista y una abundante diversidad natural donde se esconden infinitas esquinas y tesoros para descubrir.

La Pera i Púbol

Pueblos donde se encuentra una forma de vida pausada, acogedora, íntima, en sintonía con la tierra y con un auténtico carácter del Empordà.

Su extensión ocupa 12 km² y se accidenta por los contrafuertes norte-orientales del macizo de las Gavarres y con un amplio sector central que conforma el valle de la Pera.

Ahí puedes visitar diferentes núcleos de población, así como la misma Pera, Púbol, Pedrinyà o Riuràs. Todos ellos tienen un carácter y un pasado medieval por descubrir y os invito a que paseéis por sus callejones para conocerlos.

Además, debes saber que en Púbol se encuentra el Castillo de Gala Dalí, el que el histórico pintor Dalí compró a su musa Gala en el año 1969. Es de los museos más concurridos de todo Cataluña.

Monells y Cruïlles

En la parte más accidentada del término hay el bosque de alcornoques y pinos característicos de las Gavarras, con numerosas clarianas de campos de conreo donde se pintan algunos viñales entre ellos.

Monells se caracteriza por su magnífica Plaza Mayor de forma de rectángulo irregular. Su banda norte está porticada, las arcadas son de forma rebajada y las casas que envuelven la plaza y constituyen todo el pueblo presentan elementos del siglo XV al XVIII.

A lo largo de los años se ha convertido en un conjunto monumental con un flujo de turismo muy elevado, lo que ha causado que muchas casas de la población se hayan convertido en segunda residencia, principalmente de la burguesía barcelonesa.

Respecto a Cruïlles, a nivel monument destacan la Torre del Castillo, el Monasterio de San Miquel de Cruïlles, la Iglesia parroquial de Santa Eulàlia de Cruïlles y la Ermita de la Mare de Déu de l’Esperança. Te aconsejo que vayas hasta la Ermita, sus vistas son de media plana empordanesa y te van a maravillar.

Madremanya

El núcleo antiguo de Madremanya, presidido por la gran iglesia parroquial fortificada de Sant Esteve, conserva la estructura urbana de orígenes medievales y una gran parte de las casas que están a su alrededor nos muestran su antigüedad a través de los elementos arquitectónicos y decorativos de los siglos XVI, XVII y XVIII.

Traspasar los portales de su antigua muralla es adentrarse en la historia. Te aconsejo andar por el pueblo y descubrir sus calles estrechas, las pequeñas placetas, subidas y bajadas con escalones, ventanales con elementos góticos o renacentistas, las casas de piedra que respiran historia. Un lugar donde vale muchísimo la pena perderse un ratito.

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